Ausencia
Pronuncias, corazón, con voz menguada
los pulsos de tu pecho
y casi sollozante te responde
el eco de su risa silenciosa
en la almohada.
Y los abriles van y vienen
como fantasmas de metal;
desde que no maúllan los felinos
arriba del tejado
hasta mi sombra
se pierde entre las sábanas
y el mar ha suspendido
su canto matinal.
¡Ay de mí! Si las olas no regresan
a cobijar con sus encajes
las huérfanas arenas
que otrora cobijaron.
septiembre 18, 2014
©Ligia Calderón Romero
Heredia, Costa rica
Pronuncias, corazón, con voz menguada
los pulsos de tu pecho
y casi sollozante te responde
el eco de su risa silenciosa
en la almohada.
Y los abriles van y vienen
como fantasmas de metal;
desde que no maúllan los felinos
arriba del tejado
hasta mi sombra
se pierde entre las sábanas
y el mar ha suspendido
su canto matinal.
¡Ay de mí! Si las olas no regresan
a cobijar con sus encajes
las huérfanas arenas
que otrora cobijaron.
septiembre 18, 2014
©Ligia Calderón Romero
Heredia, Costa rica
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