Libo tus besos con sabor a fruta,
edulcorados por sedienta boca,
entre tanto, la noche con su garbo
me invita a destrenzar su cabellera.
Profana y desafiante tu mirada,
hurga mi desnudo escote, soberanas
tus manos, cual pianistas del celeste,
tocan crepusculares melodías.
Anillo circular exhibe el vientre,
lozanía del verso en las mejillas;
las pieles con aljófares se visten.
La veta de diamantes en el cielo
se vierte silenciosa cuando tocan
cítaras y violines los amantes.
Ligia Calderón Romero
© Heredia, Costa Rica,
23 de setiembre, 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
jueves, 19 de noviembre de 2009
Sin ataduras
No me ataré a tu sombra
mientras tu ausente presencia
atas a la sombra ajena…
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
28 de octubre, 2008
mientras tu ausente presencia
atas a la sombra ajena…
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
28 de octubre, 2008
lunes, 7 de septiembre de 2009
Desolación
¡Llueve!
Desde el ángulo roto de mi costado.
Ligia Calderón Romero
© Costa Rica, 01 de septiembre, 2009
Desde el ángulo roto de mi costado.
Ligia Calderón Romero
© Costa Rica, 01 de septiembre, 2009
jueves, 27 de agosto de 2009
El Ciempiés
Se levanta muy temprano
y somnoliento el ciempiés;
lo despierta el gallo al alba...
Sus zapatos al revés.
Mamá le dice: acomoda
tus zapatos y después
haces lazos bien hechitos,
y no olvides ser cortés.
Mira al cielo muy gruñón;
apenas, termina el ciempiés
hoy no ha salido a jugar;
ya se ha marchado el marqués,
Luna, lunita sonriente
con ojitos de quinqués
zapatitos sin cordones
necesitan los ciempiés.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
Costa Rica, 13 de agosto, 2009
y somnoliento el ciempiés;
lo despierta el gallo al alba...
Sus zapatos al revés.
Mamá le dice: acomoda
tus zapatos y después
haces lazos bien hechitos,
y no olvides ser cortés.
Mira al cielo muy gruñón;
apenas, termina el ciempiés
hoy no ha salido a jugar;
ya se ha marchado el marqués,
Luna, lunita sonriente
con ojitos de quinqués
zapatitos sin cordones
necesitan los ciempiés.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
Costa Rica, 13 de agosto, 2009
martes, 25 de agosto de 2009
Sos...
Sos engreído y perverso
cuando enciendes mis deseos
y desatas holocaustos
en mis venas, sin remedio.
Ahora vas a negar:
que te intrigan mis secretos
y te mata la impaciencia
cuando presientes mis labios
acercase por tu cuello.
Sos cariñoso y sensible
por demás adulador,
mi sol, de largos inviernos,
insómnicos junto al fuego.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
Costa Rica, 29 de mayo, 2009
cuando enciendes mis deseos
y desatas holocaustos
en mis venas, sin remedio.
Ahora vas a negar:
que te intrigan mis secretos
y te mata la impaciencia
cuando presientes mis labios
acercase por tu cuello.
Sos cariñoso y sensible
por demás adulador,
mi sol, de largos inviernos,
insómnicos junto al fuego.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
Costa Rica, 29 de mayo, 2009
domingo, 23 de agosto de 2009
Amor de Cristal
(Tercetillo encadenado: de arte menor. Rima aba/bcb/cdc/... .../xyx/yzyz (termina con una estrofa de cuatro versos))
Ámame cariño mío
sobre el tálamo que ayer
guardó tu cuerpo que ansío.
Tu néctar he de beber;
con verbos de tu pasión
cobija todo mi ser
Con albricias, tu canción
entonarás en mi piel,
yo rezaré mi oración
sobre tu cuerpo de miel.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, Heredia
03 de junio, 2009
Ámame cariño mío
sobre el tálamo que ayer
guardó tu cuerpo que ansío.
Tu néctar he de beber;
con verbos de tu pasión
cobija todo mi ser
Con albricias, tu canción
entonarás en mi piel,
yo rezaré mi oración
sobre tu cuerpo de miel.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, Heredia
03 de junio, 2009
miércoles, 19 de agosto de 2009
Te prevengo
¿Qué hiciste mis cartas? Para el baño existe papel higiénico...
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
25 de Abril, 2008
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
25 de Abril, 2008
Niña (Micro Relato)
Una niña apenas y ya dictaba su propia sentencia...
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, Cartago, 28 de octubre, 1977
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, Cartago, 28 de octubre, 1977
Sin sueños (Micro Relato )
La rueca, el uso y el pavilo. Aún no tejo mis sueños.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, 28 de octubre, 1987
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, 28 de octubre, 1987
viernes, 14 de agosto de 2009
Eropoema Leda y el Cisne I
Floridos muslos de rubí temprano,
extasiada mirada de aceituna,
abre sus alas la perlada luna
con los arpegios del celeste piano.
Copioso grial de néctar soberano,
su gloria derramada cual laguna,
libídine criatura de fortuna,
el cisne entre sus piernas y la mano.
Entre sus labios la sonrisa aflora,
ensortijados besos de alborada,
soberbia desnudez muy tentadora
que provoca palpar su piel dorada.
Sensual amante con tu voz sonora
cántale a Leda, grácil tu tonada.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, 9 de abril, 2009
extasiada mirada de aceituna,
abre sus alas la perlada luna
con los arpegios del celeste piano.
Copioso grial de néctar soberano,
su gloria derramada cual laguna,
libídine criatura de fortuna,
el cisne entre sus piernas y la mano.
Entre sus labios la sonrisa aflora,
ensortijados besos de alborada,
soberbia desnudez muy tentadora
que provoca palpar su piel dorada.
Sensual amante con tu voz sonora
cántale a Leda, grácil tu tonada.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
Costa Rica, 9 de abril, 2009
jueves, 13 de agosto de 2009
Engreído (Micro Relato)
¿Perdón? ¿Qué dices?
¡Pamplinas! ¿Brujas?…¿Molinos de viento?¿Ruletas Rusas?
Adoquines se cuajan en tu cerebro…
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
Costa Rica, 13 de agosto, 2009
martes, 26 de mayo de 2009
Ecos de amor
De nácar son sus párpados
que guardan verdes gemas,
en ellos deletrea
el alba sus poemas.
De maíz sus cabellos,
se mueven con el viento,
trascribe sus encantos
el sol en movimiento.
Y el ósculo de anís
en sus labios se enreda,
percibe con ternura
de sus pieles la seda.
El eco de su voz
se ha quedado dormido,
palpita el corazón
se escucha su latido.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
26 de mayo, 2009
que guardan verdes gemas,
en ellos deletrea
el alba sus poemas.
De maíz sus cabellos,
se mueven con el viento,
trascribe sus encantos
el sol en movimiento.
Y el ósculo de anís
en sus labios se enreda,
percibe con ternura
de sus pieles la seda.
El eco de su voz
se ha quedado dormido,
palpita el corazón
se escucha su latido.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
26 de mayo, 2009
sábado, 23 de mayo de 2009
A lo lejos
"A lo lejos una alondra canta",
de tus labios melodía aflora,
"a lo lejos el reloj se duerme".
Sólo tú, mi ardiente sol mimado,
mis deseos, logras hechizarme,
tarareas grácil mis arpegios,
en el piano azul de la alborada.
"A lo lejos una alondra canta"
mientras cambia el sol de dirección,
en tu frágil canto el fresco aliento
se desprende de la tarde en flor.
Se derrama diáfano el crepúsculo,
cual oasis hecho de arrebol,
más el verso de la noche reza
candorosa y pausada oración.
Los amantes como frescos versos,
serenata traen para el sol,
un poema que el rapsoda pinta
sobre el lienzo dócil del amor.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
21 de mayo, 2009
"A lo lejos una alondra canta",
de tus labios melodía aflora,
"a lo lejos el reloj se duerme".
Sólo tú, mi ardiente sol mimado,
mis deseos, logras hechizarme,
tarareas grácil mis arpegios,
en el piano azul de la alborada.
"A lo lejos una alondra canta"
mientras cambia el sol de dirección,
en tu frágil canto el fresco aliento
se desprende de la tarde en flor.
Se derrama diáfano el crepúsculo,
cual oasis hecho de arrebol,
más el verso de la noche reza
candorosa y pausada oración.
Los amantes como frescos versos,
serenata traen para el sol,
un poema que el rapsoda pinta
sobre el lienzo dócil del amor.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
21 de mayo, 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Canto sagrado
Canto sagrado
Es la hora del silencio,
afuera un torbellino de crepúsculos,
como azules golondrinas,
cruje ecos en los péndulos oxidados.
Gira la ruleta, sus agudos ópalos
de mar y sombra acelerados,
trituran nueces entre los casquetes glaciares
y las pasiones miel y almizcle sudorado.
Gime la madrugada, se adentra en las estepas,
donde el sol a medio vientre
es anillo dorado por lenguas de fuego
y bañado con el vino de los labios.
Un manantial de ósculos sagrados,
fluye, baja por los recodos, da la vuelta,
se detiene en la próxima parada
y dibuja el universo con su diluvio de estrellas.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
18 de mayo, 2009
Es la hora del silencio,
afuera un torbellino de crepúsculos,
como azules golondrinas,
cruje ecos en los péndulos oxidados.
Gira la ruleta, sus agudos ópalos
de mar y sombra acelerados,
trituran nueces entre los casquetes glaciares
y las pasiones miel y almizcle sudorado.
Gime la madrugada, se adentra en las estepas,
donde el sol a medio vientre
es anillo dorado por lenguas de fuego
y bañado con el vino de los labios.
Un manantial de ósculos sagrados,
fluye, baja por los recodos, da la vuelta,
se detiene en la próxima parada
y dibuja el universo con su diluvio de estrellas.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
18 de mayo, 2009
viernes, 20 de febrero de 2009
Es pequeño el universo
Febrero y cupido con su arco
te traen de regreso hasta mi casa,
florecen dalias amarillas
reverdece el césped en mi patio.
Un céfiro agita mis cabellos
enardecida caricia de tus manos,
absorbo el vapor de tu sonrisa
entre tus labios, apenas dibujada.
Extasías los segundos en mi cuello
al fragor de tus manos en mi espalda,
aljófares en racimos colgados
arropan las pieles desnudas.
En el orbe semejan lágrimas de cielo
tus miradas al eco de un suspiro
las ansias en tus bordes deletrean
mis labios sedientos, tan noveles.
Acuñamos crepúsculos y estrellas
y es tan párvulo el universo
para colgar los soles que surgen
al rechinar de nuestros piélagos.
© Derechos Reservados
Ligia Calderón romero
11 de febrero, 2009
te traen de regreso hasta mi casa,
florecen dalias amarillas
reverdece el césped en mi patio.
Un céfiro agita mis cabellos
enardecida caricia de tus manos,
absorbo el vapor de tu sonrisa
entre tus labios, apenas dibujada.
Extasías los segundos en mi cuello
al fragor de tus manos en mi espalda,
aljófares en racimos colgados
arropan las pieles desnudas.
En el orbe semejan lágrimas de cielo
tus miradas al eco de un suspiro
las ansias en tus bordes deletrean
mis labios sedientos, tan noveles.
Acuñamos crepúsculos y estrellas
y es tan párvulo el universo
para colgar los soles que surgen
al rechinar de nuestros piélagos.
© Derechos Reservados
Ligia Calderón romero
11 de febrero, 2009
sábado, 7 de febrero de 2009
Un día común
Sábado, un día como cualquiera
con los ojos de la miseria pegados a su cara
y no es que en la mesa falte pan
ni en el armario vestido.
Tampoco el techo sobre las miradas, ni el sol de febrero,
pero este frío no se alivia con el abrigo,
ni el hambre se sacia con pan,
entre tanto, el aire se pudre, asfixia la materia.
En una esquina el fogón se repliega
no hay leños que enciendan sus relicarios
y el gato de cera dejó un eco de orfandad
que galopa al trote del viento entre la casa.
Afuera crece un árbol de frutos podridos:
los delitos sin condenas, la esperanza desteñida,
con los ajados azahares del limonero
y en el pedestal un grito. ¡Sólo el hálito del búho!
¡Las conciencias ajenas, vestidas de carnaval!
Pero, ¿Cuáles conciencias, me pregunto?
¿Acaso en este mundo habrá conciencias
o será que hasta eso nos han saqueado?
No, de este lado del universo no hay conciencias,
sólo casas vacías esperando ser pobladas,
entre tanto, sigue el carnaval con su sonrisa de inopias,
se desmorona mi casa, atesoro el regreso de las conciencias.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
7 de agosto, 2009
con los ojos de la miseria pegados a su cara
y no es que en la mesa falte pan
ni en el armario vestido.
Tampoco el techo sobre las miradas, ni el sol de febrero,
pero este frío no se alivia con el abrigo,
ni el hambre se sacia con pan,
entre tanto, el aire se pudre, asfixia la materia.
En una esquina el fogón se repliega
no hay leños que enciendan sus relicarios
y el gato de cera dejó un eco de orfandad
que galopa al trote del viento entre la casa.
Afuera crece un árbol de frutos podridos:
los delitos sin condenas, la esperanza desteñida,
con los ajados azahares del limonero
y en el pedestal un grito. ¡Sólo el hálito del búho!
¡Las conciencias ajenas, vestidas de carnaval!
Pero, ¿Cuáles conciencias, me pregunto?
¿Acaso en este mundo habrá conciencias
o será que hasta eso nos han saqueado?
No, de este lado del universo no hay conciencias,
sólo casas vacías esperando ser pobladas,
entre tanto, sigue el carnaval con su sonrisa de inopias,
se desmorona mi casa, atesoro el regreso de las conciencias.
Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
7 de agosto, 2009
lunes, 5 de enero de 2009
Lágrimas de cera entre tulipanes negros
¿De qué huyo preguntaste?
De ti, de mí, de los vivos con sus desorbitadas miradas,
entre la enigmática penumbra y su clepsidra
con su péndulo oxidado haciendo muecas,
despilfarrando olvidos entre el rechinar de sus bisagras
y su tictac nauseabundo
mientras caen las sombras que enloquecen la cordura
y se guarecen entre hoscos túneles poseídos
por el más crispado y recóndito mutismo.
Entretanto -detrás del suspenso de la media noche
en un florido campo de rosas negras,
donde se cuecen besos en las frías tumbas
y se agrietan verbos entre las mejillas-
te espero, en la resonancia de la soledad sombría
donde escribo versos que huelen a hierbabuena
con sahumerios de lienzos fríos, al abrigo del arpegio
tarareado en el bandoneón de tu fantasmal caricia.
Casi a hurtadillas entre las roncas voces de tu silencio,
te miro, con los fantasmas del ávido delirio
cosiendo sudarios y esquelas en conjuros
para una muerte lenta, lapidario guiño del destino.
¡Me miras! El paroxismo en tu mirada enarbola volcanes,
enfurece los mares y estremece el universo…
¡Holocausto de lenguas! Tú águila, yo frágil gacela.
¡Oh muerte! Dame tu respiro y crucifícame entre tus perniles.
Sobre el diván dos cirios cuales brasas cauterizan los blancos lienzos
y sus lágrimas de cera se derriten bajo el fuego entre tulipanes negros.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
17 de noviembre, 2008
De ti, de mí, de los vivos con sus desorbitadas miradas,
entre la enigmática penumbra y su clepsidra
con su péndulo oxidado haciendo muecas,
despilfarrando olvidos entre el rechinar de sus bisagras
y su tictac nauseabundo
mientras caen las sombras que enloquecen la cordura
y se guarecen entre hoscos túneles poseídos
por el más crispado y recóndito mutismo.
Entretanto -detrás del suspenso de la media noche
en un florido campo de rosas negras,
donde se cuecen besos en las frías tumbas
y se agrietan verbos entre las mejillas-
te espero, en la resonancia de la soledad sombría
donde escribo versos que huelen a hierbabuena
con sahumerios de lienzos fríos, al abrigo del arpegio
tarareado en el bandoneón de tu fantasmal caricia.
Casi a hurtadillas entre las roncas voces de tu silencio,
te miro, con los fantasmas del ávido delirio
cosiendo sudarios y esquelas en conjuros
para una muerte lenta, lapidario guiño del destino.
¡Me miras! El paroxismo en tu mirada enarbola volcanes,
enfurece los mares y estremece el universo…
¡Holocausto de lenguas! Tú águila, yo frágil gacela.
¡Oh muerte! Dame tu respiro y crucifícame entre tus perniles.
Sobre el diván dos cirios cuales brasas cauterizan los blancos lienzos
y sus lágrimas de cera se derriten bajo el fuego entre tulipanes negros.
Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
17 de noviembre, 2008
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