¿A dónde fue la luz del alma
cuando apagaste
tu vela en ella?
¿Acaso quedaron los muérdagos
llorando sus quimeras?
El beso,
la caricia, la luna;
el licor y el ocre en mis labios;
el verso, los espectadores
del teatro; la música,
la orquídea, tú y yo.
Fuimos efímeras
aves de barro, fuimos nada.
© Ligia Calderón Romero
Heredia, Costa Rica
17 de junio, 2010
jueves, 17 de junio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)