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UN ESPEJO DE SEDUCCIONES PARA EL ALMA Y POR EL ALMA!



domingo, 30 de noviembre de 2008

Graznido del viento

A la selvática palidez de abril le reclamé tu ausencia.
Entre frescos bosques, la lluvia y el encino
palpitaban entre las costillas hechas de olvidos.

Prematuro el callado nervio colapsó derrotas
gobernó esquelas y rosarios de quimeras
sin que nadie presenciara tu partida.

Esencia rota habita las calles pobladas de miserias
por donde desfilan somnolientos pecados ajenos
sin penitencias ni sentencias que les asistan
cuando vierten los inviernos las penas níveas del alma.

En lo alto se tienden cintas de zafiros
como empedrados en la calzada del universo
cual senderos por donde desfilan los recuerdos
verbos azules cual libélulas danzantes
y ausencias que se bañan con lágrimas de cielo.

Notas de violín, graznido del viento,
manojos de azucenas en verbos desnudos.
Florecen mis manos la hierba fresca
ramos de ósculos colgados del silencio
hielo sobre el piso coagulada esperanza
hechizando las pupilas del tiempo…

…donde extraviado levita mi beso entre sus labios.



Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
19 de octubre, 2008

sábado, 29 de noviembre de 2008

Atisbos

En cada crepúsculo te espero
al murmullo de tus pisadas
redoblando ecos en mis espejos.
Tu cercanía y ese beso tibio sin reproches,
sin barreras
más que la distancia que nos separa.

Hundes atisbos en mi agónico silencio
que sabe a menta
y huele a durazno de feria sin mercar,
conozco ese brillo en tu mirada,
tu respiración
y el vaho de tu aliento cuando empaña
los cristales que se quiebran
con el eco
de las huellas del hombre de las nieves
que entre las praderas y montañas
se hace fuego abrasador.

También te espero al despuntar del alba
con tu aliento trasnochado
el cabello revuelto
y aquella embriaguez desnuda
posada entre tus caderas de cabaret
locura en desmedidas resonancias
tatuada
entre los lienzos donde se dibujan las siluetas
cada aurora
cada despertar del gallo que nos anuncia la diana
al chisporroteo del alba.

Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
24-11-7

Lágrimas de poeta


Detrás de un poema se viste el lirio
del azul del cielo y el blanco del alba
donde deja la madrugada sus gotas de rocío
y se tiñe la mañana en verde melancolía.

Detrás de un poema acaricia el sol
las alas de tergal de la frágil mariposa,
florecen rosas, amapolas y cerezos
y toca la lluvia los rotos cristales.

Detrás de un poema se mira la luna,
se hace verso el abecedario,

desnuda alondras la voz del poeta
y teje vuelos el crepúsculo de argento.

Detrás de un poema cada pensamiento
se hace fuego aún entre témpanos
y colorea el ocaso sus mejores lienzos.

Detrás de un poema un hombre llora
de tristezas pero también de contento....

Detrás de un poema te siento despacio
ciñendo tu vaho en mi cuello.

Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados

29 de noviembre, 2008

lunes, 17 de noviembre de 2008

Mi peor enemiga



Mi juventud transcurre
dentro de los parámetros normales
mi casa, el gallo, la gallina

la fuente y el perro azabache;
olvidaba la báscula

con sus cuatro verdades.

Mi estatura un metro setenta,
mi peso exacto

ciento dieciocho libras.

Diariamente visito

la señora romana

ella, un tanto informal

siempre replica: ¡Flaca…!

Mi peso no logro subir,
en tanto visito a mi suegra

apenas la conoceré.
de vuelta en mi casa con mi bello galán

me mira pensativo

y empieza su relato:


La muchacha muy linda

me dice mi mamá

pero, Ay mi hijito!

que los huesitos se le ven.


Recurro entonces

a la farmacia del lugar
un reconstituyente has de beber

al terminar la dosis

esperas tres meses exactos

y los resultados verás.

Transcurre el tiempo

y todo sigue igual
entonces desespero,

no debo claudicar.


Regreso a la farmacia dos dosis más
al pie de la letra, mi Dios

las fui a tomar.


Siete meses después
en mi casa todo anormal
una cerdita

pues al fundo sumé.


¡Reclamo mi peso ideal!
Subo a la roma
y ella con voz descomunal
Grita sincera
¡Gordaa!
¡Gordaaaa!
¡Gordaaaaaaaaaaa!!

El eco zumba en el desván
entonces desespero, corro,
mi novio me abandona

con algunos kilos demás

Hoy lucho

por recuperar mi peso ideal.


Ligia Calderón Romero
© Derechos Reservados
20 de Mayo, 1999

Palabras hechas de miradas


Detrás de los barrotes su infancia reclama
dentro de cinco años cumplirá sus ocho,
escasos de inocencia con muñecas aún jugaba
mientras a fuerza en mujer la transformaban.

Inefable condena. Su cuerpo de niña
bordado en caricias profanas,
en su mente sembraban la malicia temprana.

Ya conoce el amargo sabor de las rejas.
La libertad condicionada, el violador,
juez sin vergüenza, su carcelero,
dictaba sentencia.

Al son de su danza la niña danzaba
atrapada entre sus garras. ¡Violada!

El eco de su sonrisa suspendido en el tiempo,
inventaba palabras hechas de miradas
desbordadas en llanto auxilio suplicaban
sin que nadie su grito silencioso escuchara.

Guardaba silencio, llenaba sus labios
de palabras que amordazaba.
Sus gestos corporales lenguaje de niña lacerada.
Atención nadie prestaba, si recriminaban.

No supo nadie de su amarga condena.
Detrás de los barrotes hechos de amenazas
su inocencia quedaba sepultada.
Su último grito quedó en el silencio,
su amargo sabor en el paladar del tiempo
y una denuncia atrapada en mis versos.


Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
28 de julio, 2008

Que no me llamen Madre


¿Pero, qué clase de madre soy
que tira a mi niña a la prostitución
en brazos del canalla que vive conmigo?

¿Dónde está entonces mi corazón materno?
¿Acaso me lame la sonrisa de la inconciencia
o es que vivo perdida entre lo mundano
al punto de no importarme la fragilidad
y el dolor de mis retoños?

¿Acaso no me repartieron un trozo de cordura
con mesurado uso de raciocinios y vehemencias
para defender el honor de mi criatura indefensa?

Ah! No, creo mejor sus bestiales justificaciones
lacerantes actos sucios e impunes,
palabras de veneno que matan poco a poco sin remedio.

No escucho el grito de sus llagas de dolor
estampadas en sus tiernas pieles ajadas
por la insolente y descomunal sinvergüenzada
de aquel que engaña con manipulación y labia
bajo una farsa de caricias sucias y pestilentes.

¿Qué sabe una inerme criatura de ocho años
sobre lo que es el abusador y el deshonesto
que se cobija bajo las mismas sábanas
de aquélla a quien le prodiga la palabra madre?

¡Madre! reclamo sobre el uso de esta palabra santa
que vierte amor y derrocha borbotones de ternura.
¡Madre! La que cuida como fierecilla sus criaturas
esa que no escatima dulzura para ofrendarles.
¡Madre! esa no soy yo.

Soy esa que permitió en su mismo lecho
por once años lacerarle los derechos
y violar frente a mis ojos y adormecida conciencia
la virginal pureza de una niña indefensa.

¡Renuncio por ello a ser madre!
Entonces… ¡Que no me llamen madre!


Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
2 de agosto, 2008

Haiku I (guerra)


Desolación
sobre cristales rotos
firma la guerra


Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
11 de agosto, 2008

Haiku II (guerra)



Ríos de sangre
enlutan las naciones
¡maldita guerra!



Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
11 de agosto, 2008

domingo, 16 de noviembre de 2008

Ónices de fuego


Azabache de largas guedejas
matizas el cristal del universo
con tus ónices de fuego,

silencio aturdidor de cuerdas rotas
grita el arpa de la ausencia,

se rompen los tímpanos de la espera
al grito de la hoguera del segundo
que eterniza la mirada alba
del amor que abrió sus alas,

silencio aturdidor de cuerdas rotas
grita el arpa de la ausencia.

Tu voz se perdió en la bruma,
y tu nombre se borró al despuntar el alba.

Ligia Calderón Romero
© DERECHOS RESERVADOS
22 de setiembre, 2008