Háblame:
del azur en las palabras,
de la marea que lleva
los celajes de la tarde
remolcados en sus olas.
Háblame:
de esos topacios anclados
entre las cumbres nevadas
y el boreal horizonte
de tu labio que me roza.
Háblame:
del canto azul de la alondra,
del rocío en tu pupila
y del piano de tus huesos
cuando tus labios me nombran.
Háblame:
de las alas transparentes
enraizadas en tu espalda
cuando mis cándidas manos
abonan tus campos yermos.
Háblame:
—en el silencio postrero—
de las estrellas fugaces
cuando rendida tu sombra
reclinas junto a la mía.
Háblame
solo...
háblame
Ligia Calderón Romero
© Heredia, Costa Rica
29 de junio, 2012
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