Para no despertar mi corazón dormido
camina mi alma en silencio y de puntillas,
como el sol que entra a hurtadillas,
concierto de violines me has traído.
Como el verso canta lo prohibido
y el rocío cae en mis mejillas,
en el cielo se encienden las estrellas
y la noche me trae su gemido.
Como la luna que baja afanada
para cantarle a mi alma desierta,
versos de luna, de noche estrellada,
como el ladrón que asecha la puerta
para robar esa prenda codiciada;
llegaste a revivir mi alma yerta.
Ligia Calderón Romero
(1993)
jueves, 10 de enero de 2008
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