De nácar son sus párpados
que guardan verdes gemas,
en ellos deletrea
el alba sus poemas.
De maíz sus cabellos,
se mueven con el viento,
trascribe sus encantos
el sol en movimiento.
Y el ósculo de anís
en sus labios se enreda,
percibe con ternura
de sus pieles la seda.
El eco de su voz
se ha quedado dormido,
palpita el corazón
se escucha su latido.
Ligia Calderón Romero
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26 de mayo, 2009
martes, 26 de mayo de 2009
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1 comentario:
bonito tu blogs, pero mas lindas tus poesias, esta me gusto mucho..
un abrazo
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