Tañen los recuerdos.
El otoño deshoja sus versos,
desafina el nervio las notas del jilguero .
Se mece la brisa jugando al cartero.
Entrega inmediata,
cencio, desgarra la luna de plata
fumarola en la esquina,
saborea el destino
la lluvia escarlata.
Sostiene en la mano la flor de ágata
sacada del pecho, cual Dios de mutismo
despierta el silencio que estaba dormido,
derrite la nieve su capa de asfalto
también las entrañas su toga de hastío.
Ligia Calderón Romero
27 de febreo, 2008
miércoles, 27 de febrero de 2008
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1 comentario:
Hermoso poema Ligia, ha sido un gusto leerlo.
Un abrazo.
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