Libo tus besos con sabor a fruta,
edulcorados por sedienta boca,
entre tanto, la noche con su garbo
me invita a destrenzar su cabellera.
Profana y desafiante tu mirada,
hurga mi desnudo escote, soberanas
tus manos, cual pianistas del celeste,
tocan crepusculares melodías.
Anillo circular exhibe el vientre,
lozanía del verso en las mejillas;
las pieles con aljófares se visten.
La veta de diamantes en el cielo
se vierte silenciosa cuando tocan
cítaras y violines los amantes.
Ligia Calderón Romero
© Heredia, Costa Rica,
23 de setiembre, 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
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